31 mayo 2019

Comienzan las clases


Estos días he estado centrada en la entrega de mis TFGs así que no he tenido mucho tiempo de escribir. Pero si soy sincera tampoco tenía ganas porque últimamente parece que no hay muchas cosas buenas que contar, y tampoco me gustaría venir aquí sólo a quejarme.

La semana pasada tuve un horario de cierre, como os comenté, por lo que estuve bastante confinada al trabajo-casa-trabajo durante seis días seguidos, no salí en toda la semana y estaba de bastante mal humor. El fin de semana la cosa mejoró, aproveché el viernes para descansar y hacer Skype con varias personas a las que echo de menos y el sábado fui a París con Raquel, llovió pero menos la que primera vez y me llevó a ver la iglesia de Montmartre. Hay que subir muchas escaleras pero también hay un funicular mágico que te lleva hasta arriba. Lo mejor de todo es si sabes de su existencia ANTES de subir, yo ahora lo sé.

También pasamos por el Moulin Rouge, al que nos gustaría ir algún día para ver el espectáculo. Algún día cuando seamos ricas, eso sí.

MOULIN ROUGE

El domingo me tocó volver al trabajo, pero con la mentalidad de que eran sólo cuatro días esta vez y además en horario de mañana. El problema de esta semana llegó el lunes, os voy a contar por qué.
El contrato que yo he venido a hacer en Francia es lo que aquí llaman un Contract Pro. Es para gente que venimos a aprender, además de trabajar. En este caso, Disney ofrece un año de trabajo en los parques más dos cursos: un curso de idioma y otro de Guía turístico. De las 35 horas semanales que trabajo, 5 son de dichos cursos, y al final del contrato nos darían dos diplomas. Pues el lunes fue el primer día de clases, donde nos explicaron de qué va la movida.

El curso de Guía turístico me parece bien, no me va la vida en ello tampoco, pero puede ser interesante tenerlo en el currículum y además el trabajo final es crear nuestro propio recorrido por el parque para presentarlo ante un jurado. Me parece curioso. Es el curso de idioma el que me ha descolocado porque … redoble de tambores … es en inglés. Sí, señoras, después de dos años viviendo en EEUU vengo a París a aprender francés y me dicen que me van a enseñar inglés. En el examen de nivel saqué un 94/100 y me dijo la profesora que a mí no me hacían falta esas clases. Le dije: “Ya, mujer, ya, es que a mí en la entrevista me dijeron que tendría clases de francés”. Una entrevista que hice en inglés, además. Conclusión, nadie entiende nada, pero no hay clases de francés en las que meterme así que nos quedamos como estamos.

Afortunadamente, estoy rodeada de gente maravillosa que me está ayudando un montón e incluso se ha ofrecido a dejarme sus libros de gramática y darme clases si lo necesito. Además, al tener las tardes libres he estado yendo a los parques, al cine (otro día hablamos de lo maravillosa que es la nueva película de Aladdín, por favor), a cenar… y he podido disfrutar, que es lo que he venido a hacer aquí.

Espero tener cosas más bonitas que contar la próxima vez. Gracias por leerme,


Estela.

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