20 mayo 2019

La Torre Eiffel se puso morada

El miércoles os dejé porque estaba mi novio de camino a París y ahora, aunque parezca increíble, ya ha pasado el fin de semana y ha vuelto a Madrid. Lo cierto es que han sido unos días maravillosos y estoy deseando que vuelva, esto de tener una relación a distancia no es mi cosa favorita.

El jueves nos levantamos con tranquilidad y fuimos juntos a descubrir mi barrio. Me gusta porque es una zona tranquila pero tengo al lado de casa cosas necesarias como un Carrefour, una farmacia, una panadería y un bazar. Según Google Maps también hay un gimnasio al que pensaba pasarme para preguntar precios pero no logramos encontrarlo así que voy a tomarlo como una señal del destino y tampoco voy a buscarlo mucho más.

Después salimos hacia el tren para ir a París. La parada de Disneyland es la última de la línea roja de metro, que atraviesa todo el centro de la ciudad así que es perfecta para hacer turismo. Yo ya tenía el abono mensual, pero Sergio se tuvo que coger un billete para los tres días que iba a estar. Aquí descubrimos cosas importantes: el billete de dos o tres días que te da acceso a todos los trenes y autobuses de París es muy caro (los tres días salieron a más de 50€) pero existe una opción mejor, más fácil y económica. Es posible comprar una tarjeta Navigo por 5€ y recargarla mucho más barato (una semana entera a unos 20€), un detalle es que necesita foto de carnet para usarse.

En unos 40 minutos estábamos en el centro de París y nos dedicamos a recorrerla sin itinerario marcado. Nuestro objetivo era disfrutar la ciudad, comer crêpes de Nutella y estar a las 10 de la noche en la Torre Eiffel. Además, aunque suene a mentira, el tiempo nos acompañó y todo el día hizo sol así que esta vez no fue necesario refugiarse en IKEA. A las nueve y media estábamos ya sentados frente a la torre, que cumplía 130 años, y para celebrarlo hicieron un espectáculo de luces y sonido. Fue precioso, nos lo pasamos genial y os dejo algunas fotos de los colores que más me gustaron.

ROSA

MORADO (el mejor color) 

AZUL

Al día siguiente probamos suerte en Disney pero no pudimos entrar porque, como yo me temía, Recursos Humanos aún no ha procesado mis contratos y no tengo acceso al parque para mis acompañantes. Espero que lo resuelvan esta semana o la siguiente, porque el asunto ya es de locos. Aprovechamos para pasear Disney Village, que es de entrada libre, y nos pasamos horas en las tiendas abrazando peluches (esto lo hice más bien yo sola) y viendo merchandise con precios por encima de nuestras posibilidades.

El sábado fue el día más triste porque yo trabajaba por la tarde y tuve que dejar a Sergio volverse solito a París, a esperar que saliese su vuelo. Trabajé por primera vez en turno de cierre y además sin ninguna gana, pero bueno, he vuelto a entrar en la rutina estos días. El turno de noche tiene sus ventajas y es que no entra tantísima gente como por la mañana y además la última hora la dedicamos a decir adiós a las miles de personas que salen, lo cual es bastante más llevadero que verlos entrar.

Lo malo es que, con este turno, mi vida se reduce a trabajo-casa-trabajo porque salgo tarde, llego a casa a dormir, me levanto tarde y en lo que me ducho, hago la comida y poco más, estoy ya cogiendo el bus de vuelta al curro. Aunque bueno, hoy me ha dado tiempo a pasarme por aquí, así que tan malo no es.

Gracias por leerme una vez más,

Estela.

1 comentario:

  1. Puedo confirmar que el tiempo que nos hizo fue de los mejores, y que los días que he estado allí han sido increíbles! Lo mejor de todo es que la habitación estaba recogida de verdad (hasta que llegué yo).
    Tengo mucha suerte de poder ir a visitar París con la mejor compañía

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